Para los entendidos, el nombre de Richard Stallman (foto) es sinónimo de libertador en el mundo de la computación, fundador de Free Software Foundation y creador del concepto “copyleft” (no de la palabra), que se refiere a libertad de uso, o licencia pública, de software. Y para quienes somos ignorantes de estas materias, resulta interesante conocer el punto de vista de alguien que está liderando un movimiento mundial por la eliminación a las restricciones que los llamados “desarrolladores” ponen a la copia, redistribución, entendimiento y modificación de programas de computadoras.
El periodista Pastor Virviescas, del diario El Espectador, lo caracteriza como alguien que “no lleva teléfono celular, no usa redes a las que deba ingresar una clave y no deja que le tomen huellas dactilares”. Virviescas lo entrevistó bajo el título de ‘No soy un pirata, soy un santo’: Richard Stallma, el padre del software libre” (título que aquí se conserva, porque es bueno), y quiso saber sobre el estado del software libre en el mundo, empezando por la diferencia (pertinente para el caso) entre “lo libre” y “lo gratis”. Stallman respondió: “Uno se trata de tu libertad, y otro se refiere al precio. Entonces son dos asuntos sin mucha relación. No me intereso mucho por el precio del software. El software libre no tiene reglas acerca del precio, y si uno vende una copia y otro la compra, puede pagar cuanto se acuerde. Pero para ser software libre tiene que respetar la libertad de quien tenga una copia”.
¿Su lucha es contra el sistema, contra el capitalismo, contra qué? ¡No, no, no! Si se trata del asunto del software libre, estoy por la libertad de cada usuario, y contra el poder del desarrollador. Con el software hay dos posibilidades: los usuarios tienen el control del programa o el programa tiene el control de los usuarios. El primer caso es el software libre, en el que los usuarios tienen el control de su propia informática. Con un programa privativo, el programa tiene el control de los usuarios, pero siempre hay alguien (el desarrollador o dueño del programa) que tiene el control del mismo, que en términos sociales se convierte en un yugo, un instrumento de poder del dueño sobre los usuarios. Aquí está la injusticia, porque para tener libertad necesitamos no usar software privativo.
¿Cuáles son las libertades con respecto al software que usted propone? El criterio específico de que un programa sea libre, es llevar las cuatro libertades esenciales. La ‘libertad cero’ es la de ejecutar el programa como quieras. La ‘libertad uno’ es la de estudiar el código fuente del programa, y cambiarlo para que haga tu informática como quieras. El control individual no basta, entonces requerimos la ‘libertad dos’ de redistribuir copias exactas del programa cuando quieras, y la ‘libertad tres’ de redistribuir copias modificadas del programa cuando quieras.
¿Le preocupa lo que puedan hacer las multinacionales contra usted? ¿Le angustia lo que pueda pensar Bill Gates? Tengo la esperanza de que me odien, porque si no me odian es que no he hecho bastante.
¿Se siente como Francis Drake y Morgan, o no? No ataco barcos.
¿Ataca el sistema? Ataco la injusticia. No soy pirata. A veces comparto copias no autorizadas de las obras, porque compartir es bueno, pero no tiene nada que ver con la piratería.
¿Un Tratado de Libre Comercio, favorece el campo de la informática? ¡Este nombre es una mentira! Son tratados de libre explotación, y atacan la democracia, porque transfieren el poder político del Estado a las empresas. Por lo tanto, hay que romperlos todos, empezando por la Organización Mundial de Comercio (OMC), que es muy dañina a la democracia. Los países tienen que salirse de la OMC para salvarse.
¿Hay alguna manera de librarse de toda la vigilancia que hay en la red? Una parte es si rechazas el software privativo, porque muchos de esos programas tienen la funcionalidad de vigilar al usuario. Son instrumentos del poder de alguien sobre los usuarios, y una manera de ejercerlo es vigilándolos, y lo hacen. Los desarrolladores del privativo saben que si introducen ciertas funcionalidades (malévolas), los usuarios no tienen la posibilidad de cortarlas, porque son víctimas indefensas. Pero hay otras maneras de vigilarnos, por ejemplo la revisión de su uso a través de los proveedores del servicio. El teléfono móvil es un instrumento de vigilancia y seguimiento porque dice frecuentemente dónde está y el sistema de telefonía puede tomar nota de todas las ubicaciones de todos los teléfonos y hacer un historial de cada persona. Por eso mi deber es no llevar teléfono móvil.
¿Qué entiende por Derechos de Autor? El derecho de autor no es un principio ético, es una ley. Y una ley puede ser justa, o injusta. Esta es una cuestión ética. Compartir es bueno y debe ser legal. Si una ley contradice esta conclusión ética, la ley me parece injusta.
¿Se imagina que la ONU de cumpleaños le regalara la noticia de que debe primar el software libre? ¿Cómo celebraría? Supongo que prestaría mi atención a otra injusticia, porque no faltan injusticias en el mundo. Para establecer una libertad durable, no basta con regalarle la libertad a la gente, porque si no la valoran la abandonarán. Hace falta también enseñar a valorar la libertad, para no perderla. Hemos perdido la democracia, por no oponernos bastante a los Tratados de Libre Comercio (libre explotación), porque presentaban unas supuestas ventajas, usualmente falsas, porque los que ganan son el uno por ciento, y los demás pierden. Como sociedad, no le prestamos suficiente atención a mantener la democracia, y así trocamos la democracia por beneficios imaginarios.
¿Tiene un santo de la guarda? No. ¡Soy santo! Soy ‘San Ignucio de la iglesia de Emacs’.
Muchas gracias, ‘su majestad’. No soy rey, ¡soy santo!