Ha sido esta que termina una campaña electoral sucia por parte del gobierno y la candidata Evelyn Matthei (derecha, en la ilustración) en contra de Michelle Bachelet (izquierda, en la ilustración). Uso la palabra “campaña sucia”, porque se le endilgaron a la señora Bachelet cosas que parten de una mentira.
Solo dos ejemplos: el ministro Felipe Larraín (Hacienda) y el secretario de la Presidencia Cristián Larroulet, dijeron, no una sino varias veces, que la inversión en Chile se iba a acabar como consecuencia de las propuestas de la candidata Michelle Bachelet. Queda uno estupefacto, oír eso de personas que se consideran cuerdas, inteligentes y decentes.
Pero como es campaña sucia… La sola mención del enunciado es vergonzosa, aunque los señores Larroulet y Larraín no se pusieron colorados. Parecían llenos de cinismo. Tuvo que salir el presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif), Jorge Awad, a desmentirlos.
El otro ejemplo es el de la candidata Evelyn Matthei, quien, por falta de propuestas dijo que permitir la llegada de Michelle Bachelet a La Moneda (foto), era tanto como “destruir la casa”. Esto es campaña sucia.
Es el mismo método de crear terror, que se hizo (su padre, el militar, incluido) en 1973, para desconocer y pisotear la Democracia, y lanzar a un traidor, como Augusto Pinochet, para asestarle un golpe militar al gobierno elegido popularmente.
¿Qué es lo que va a “destruir la casa”? En realidad, suena ridículo el enunciado. Pero a falta de argumentos, bueno es meter miedo.
Poco le faltó a la señora Matthei para decir que Michelle Bachelet, y sus electores, «comen guaguas».
En ambos casos, se evidencia una mala intención, un espíritu maligno.
Por eso, el domingo próximo hay que ir a votar. Por cierto, que no recomiendo hacerlo por Evelyn Matthei, quien representa la mentira, la dictadura de su padre, la desigualdad de oportunidades, la mala distribución del ingreso.
Invito, en cambio, a votar por la Asamblea Constituyente.
Y si optan, en definitiva, por Evelyn Matthei, añádanle las iniciales “AC”. De igual manera, si votan por Michelle Bachelet, escriban “AC” en la papeleta.
Una tercera opción es no marcar ninguna de las dos, ni Evelyn Matthei, ni Michelle Bachelet, es decir, votar en blanco, pero añadir las iniciales “AC”.
Todos los votos, tanto los que están “en blanco” como los que tienen las letras AC, serán escrutados por el Servicio Electoral, y formarán parte del informe sobre el resultado electoral.
Quizás gane doña Asamblea Constituyente. Me gustaría que ganara.
Una Asamblea Constituyente no es un caos. Es un mecanismo civilizado que, desde hace muchos años, muchos países han usado para dotar al pueblo de una Constitución Nacional. Es obvio que una Asamblea Constituyente no resuelve, en lo inmediato, los asuntos cotidianos, como comprar el pan y tomar la micro para ir a trabajar. Pero sí hace que se establezcan reglas de juego claras y justas para todos, sin sesgos a favor de algún grupo socio-económico, como la actual Constitución del dictador Augusto Pinochet. Y esto, en el largo plazo, da estabilidad a los pueblos y apunta a su bienestar social y desarrollo económico.
Si alguien alucinado, cree que es “tumbar la casa”, la respuesta es No, porque lo que ocurre con una Asamblea Constituyente es que “se construye” una casa, más amplia y mejor distribuida, donde quepamos todos.
¡A votar, pues! ¡Que gane la Democracia!