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El tribunal defendió la libre competencia

“Insistir con los laboratorios la necesidad de una coordinación para el alza de sus precios. Para ellos ofrecimos ser la cadena que primero subiera los precios (los días lunes o martes) de este modo, las otras dos cadenas tendrían tres o cuatro días para ‘detectar’ estas alzas y luego asumirlas”.

El que habla es el “gerente comercial” de Salcobrand, Ramón Ávila, dándole instrucciones a los gerentes de finanzas Matías Verdugo y general Roberto Belloni, y al vicepresidente ejecutivo Cristián Steffens para establecer con las otras dos cadenas de farmacias (se refiere a sus “competidoras” Cruz Verde y Ahumada-Fasa, entonces presidida por el señor José Codner) una metodología para controlar los precios de los medicamentos de primera necesidad.

El señor Ávila destruye con ese email los conceptos de competencia y del libre mercado, de los que se precia Chile, y pone al descubierto que las empresas pactan procedimientos para asegurar sus utilidades. Unos días después, el “exitoso” empresario escribe: “Dados estos buenos resultados, esperamos repetir el “procedimiento” con más productos y más laboratorios, en el transcurso de las próximas semanas”.

Ese “procedimiento”, mediante el cual “coordinan alzas de precios” tiene un nombre: colusión, y es constitutivo de delito. La burla al sistema de competencia comercial y al “cliente” ameritaría una sanción pecuniaria y penal, pero un gobierno anterior, al parecer, eliminó las penas de cárcel para los delitos de cuello blanco y corbata.

Entre los medicamentos incluidos en la irregularidad están los anticonceptivos orales, anticonvulsivantes, antidepresivos y antihistamínicos, y en cada una de las categorías de medicamentos las tres cadenas de farmacias (Salcobrand, Fasa-Ahumada y Cruz Verde) poseen una participación de mercado entre el 70% y el 99%.

El vergonzoso “procedimiento” de “coordinación de precios” fue llevado, con escándalo noticioso en su momento, ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), el cual acaba de fallar condenando a las farmacias mencionadas al pago de 19 millones de dólares, cada una, por haberse coludido en contra del mercado, de la libre competencia y de los clientes.

Estos delitos deberían estar penalizados con cárcel, porque de lo que estamos hablando es de conductas delictivas, no de un «desliz» de uno de estos personajes, cuya audacia los lleva a maquinar métodos que les permitan burlar la ley, la misma que ellos mismos reclaman a gritos que se les aplique a los demás.

‘Chile Ciudadano’ y los ‘Cisarros’ de La Polar

Causa estupor ver en los noticieros de la televisión a jóvenes menores de edad que son detenidos por enésima vez cometiendo los mismos, o más graves delitos. Caso emblemático el de Cisarro, un niño de 12 o 13 años que asaltaba casas y personas con armas blancas o de fuego en la mano, que comandaba una tropilla de otros menores delincuentes peligrosos, y que fue rescatado, como en la mejor de las películas de acción, de un centro del Sename, a punta de revólver, por sus compinches de manada.

¿Cómo Cisarro, vuelve una y otra vez, al delito? ¿Por qué no deja de cometer delitos? ¿Qué le pasa a este niño delincuente que nada lo detiene? La única respuesta posible es que su espíritu y su alma están contaminados de delito, y su mente no puede razonar de manera distinta que no sea recurriendo a la fuerza y la agresión, más allá de los límites de la legalidad. Allí, en esa zona oscura, es donde mejor se siente el Cisarro.

Esta misma situación, y estas mismas preguntas (y quizás la misma respuesta) pueden ser aplicadas a los “señores” de La Polar.

¿Cómo es que pudieron delinquir 10 años, impunemente? ¿Cómo es que las firmas auditoras lo permitieron? ¿Cómo es que no tuvieron corazón, ni hígados, para espoliar a más de un millón de personas (¡1.000.000!), mediante el espurio sistema de las “repactaciones”?

Increíblemente, cuando estalló el escándalo, dos días después los señorones encorbatados ofrecieron “soluciones” que, en sí mismas, contenían otra trampa. Es decir, delinquían a los ojos de todo un país. Pero como si fuera poco, todavía después que se nombró otro “directorio”, y pasados varios meses de haberse puesto al desnudo su estafa continuada y de estar, tres de ellos (dos hombres y una mujer) en la cárcel preventivamente, los señorones estaban negociando pagarés, obtenidos mediante engaño y el mismo sistema de “repactación”, para ofrecer garantías y coberturas ante las entidades financieras, dispuestas a desembolsar sumas millonarias para ir en su rescate.

¿Cómo es posible que el “directorio” Cisarro, de La Polar, no tenga vergüenza, no muestre hoy una pizca de pudor? Y, agazapado, hay otro “directorio”, el de Inversiones SCG, la empresa filial a cargo de las tarjetas de crédito. Esta empresa funcionaba con menos capital, del mínimo exigido por la ley. ¿Cómo lo hacía? Nadie lo sabe.

Muy clara fue la explicación del abogado Tomás Fabres, de la Fundación Chile Ciudadano (logo), a donde se pueden acercar todos los que, aún hoy, sientan que durante los últimos 10 años fueron víctimas de la acción delictiva de los señorones de La Polar. ¿Estos señorones, no irán a la cárcel, como no han ido los otros señorones, los de las farmacias coludidas, así sea que una banda de amigos llegue a rescatarlos a sangre y fuego, como los compinches del Cisarro cuando éste estaba internado en el Sename? Deben ir, porque son adultos con el espíritu y el alma contaminada de delito, peligrosos, que pueden causar daño otra vez, si andan sueltos por las calles del país.

Ex ejecutivos La Polar presos: señal de la justicia

La medida cautelar de la jueza María Verónica Orozco (foto) sobre la prisión preventiva para el ex presidente de la multitienda La Polar, Pablo Alcalde, de la ex gerenta Administrativa, María Isabel Farah y del ex gerente de Productos Financieros, Julián Moreno, tiene a muchos con los pelos de punta. Los ex ejecutivos pasaron anoche su primera noche del proceso judicial en sus respectivas celdas. La decisión de la jueza es efectiva mientras se desarrolla el proceso, el cual puede demorar unos ocho meses, según algunos.

El asunto es que los inculpados (y faltan otros, según se advirtió), que están incursos en delitos de estafa, engaño al mercado de valores y lavado de dinero, desarrollaron una mala práctica comercial durante diez (10) años, que es mucho tiempo. Después de lo anterior, se estimó en la acusación de la Fiscalía que, entre estos primeros tres apresados, se habían llevado para sus cuentas bancarias personales y sus casas bonitas del barrio alto, cerca de $8.000 millones (ocho mil millones de pesos, sí) de manera fraudulenta.

La jugada comercial ilícita que les permitió derivar esas sumas fabulosas para sus bolsillos, era esta: abrían créditos de consumo (que son los que tienen los intereses más altos del mercado, máxime tratándose de un procedimiento mediante “tarjeta de crédito”, que era emitida por La Polar, desde luego) a personas que tenían ingresos insuficientes y ningún patrimonio acreditado. Estas personas, obviamente, dejaban de pagar, creando una cartera que, con el paso de los días, se volvía de difícil cobro.

La “mala” cartera (de difícil cobro) afecta el balance financiero de cualquier empresa, porque se debe respaldar con dinero que queda prácticamente congelado, “inmovilizando” sus activos. Para evitar esto, se ordenó “repactar” los créditos, pero sin que los clientes (los deudores o titulares de la tarjeta) lo supieran (a sus espaldas). De esta forma, el crédito quedaba “saneado” (contablemente) y el volumen de “crédito colocado” aumentaba con la aplicación de los intereses. La compañía se podía ufanar de manejar una “cartera sana” y tener mucho dinero.

Esta operación (que se anota de manera abreviada) fue repetida hasta la experticia, durante 10 años, con lo cual se aumentó como espuma las (aparentes) ganancias de la compañía. Lo que vino luego fue una serie de sofisticadas jugadas financieras para obtener recursos bancarios con ese respaldo (ficticio), emitir bonos, inscribirse enla Bolsade acciones y “valorizar” sus papeles. Todo esto era, solamente… ¡espuma!

Los ex ejecutivos detenidos dicen ninguno sabía de estas operaciones, las cuales se realizaron disciplinadamente durante 10 años. ¿Quién les cree su “inocencia” a Pablo Alcalde, María Isabel Farah y Julián Moreno?

La detención de estas personas es una señal potente. Algunos creen que es demagogia del gobierno, cuyo propósito es crear confianza en futuras elecciones. Yo quiero creer que es una acción del poder Judicial que, como poder independiente del Estado, está custodiando el bienestar social, mediante la severa aplicación de la justicia.

Otros se preguntan: ¿Cuándo se sabrá de medidas semejantes para delitos como la colusión de las farmacias Cruz Verde, Ahumada y Salcobrand? O ¿cuándo se sabrá de la detención de los coludidos del “Cartel del pollo”? Falta mucho por recorrer todavía. Pero sería lamentable y frustrante que estos presos de La Polar resultaran libres, pagando “penas remitidas” y multas irrisorias. La justicia habría dado un salto al vacío.

Estos son los responsables del ilícito en La Polar

Estos son los funcionarios señalados por el directorio de La Polar como los responsables de la manipulación de los créditos, a espaldas de los clientes, que le permitió a la empresa tener un desmedido enriquecimiento ilícito y un bajo indicador de cartera morosa, con lo cual mejoraba los activos para mantener artificialmente el precio alto de la acción en la Bolsa de Valores de Santiago. (No entiendo ¿por qué la llaman Bolsa de “Comercio”, si es Bolsa de “Valores”?) He aquí los nombres de esos responsables y los cargos que ocupaban:

Nicolás Ramírez Cardóen, gerente general al momento del descalabro.

Fabiola Maldonado, Gerente de Contraloría.

Jorge Rojas, Subgerente de Cobranzas

Julián Moreno, mencionado junto a Jorge Rojas y Manuel dela Prida por la ex funcionaria que reveló la manera como delinquían con los créditos de los clientes.

Jaime Ripoll, Gerente de Contabilidad

Marta Bahamondes, Gerente de Control de Gestión

Mario Pérez, Gerente de Informática

Santiago Grage, Gerente Corporativo de Finanzas

Ismael Tapia, Jefe de Proyectos y Análisis

Simón Venegas, Supervisor de Call Center

Manuel Rabanales, Jefe de Proyectos y Análisis

Juan Carlos Leiva, Gerente de Crédito

Manuel de la Prida, Gerente Promociones y Servicio al Cliente.

Todos los anteriormente identificados, fueron despedidos. Entre tanto, los miembros del directorio (foto) al momento de quedar al descubierto el multimillonario fraude que se realizaba en las oficinas call center de la súper tienda La Polar, son los que se mencionan a continuación. (Estos miembros del directorio sabían obviamente de la existencia de ese call center, desde el cual se perpetró el ilícito y ellos visitaban esas instalaciones.)

Pablo Alcalde Saavedra, Ingeniero Comercial

Martín Costabal Llona, Ingeniero Comercial

Manuel Francisco Gana Eguiguren, Ingeniero Civil Industrial

Andrés Ibañez Tardel, Ingeniero Comercial

Fernando Tisné Maritano, Ingeniero Comercial, y

Heriberto Urzúa Sánchez, Ingeniero Comercial

La pregunta ahora es: ¿Cuántos de estos delincuentes veremos en la cárcel, que es donde deberían estar, o será otra pantomima de impunidad como ocurrió con los delincuentes de las farmacias Salcobrand, Cruz Verde y Ahumada (Fasa), que se coludieron para robar a los usuarios de escasos recursos mediante los precios de los medicamentos básicos para la salud, y no están en la cárcel, donde deberían estar, sino que siguen orondos en sus mansiones? ¿Una farsa de la «justicia»?

Despiden a 11 ejecutivos de La Polar

Once altos ejecutivos de las súper tiendas La Polar fueron despedidos como consecuencia del escándalo surgido por el manejo ilegal de cerca de 400 mil créditos a lo largo de los últimos 8 años. Los créditos fueron sometidos a lo que esos ejecutivos llamaban “normalización”, que consistía en convertir los que estaban morosos en créditos nuevos, mediante re financiaciones, o re pactaciones, sin consultar a los clientes. De esta manera, mejoraban los indicadores de riesgo de la cartera, y de valorización de las acciones en la Bolsa. Se estima inicialmente que los accionistas deberían capitalizar a La Polar en más de US$1.000 millones para, ahí sí, “normalizar” la situación financiera de la empresa que, según algunos, podría entrar en quiebra. La capitalización será tema de una reunión del directorio, convocada para hoy. El gerente general interino, Martín González (quien reemplazó a Nicolás Ramírez Cardóen), informó la desvinculación de esos once ejecutivos:

Jorge Rojas, Subgerente de Cobranzas, mencionado por la ex funcionaria que reveló la manera como delinquían con los créditos de los clientes, junto a Julián Moreno.

Jaime Ripoll, Gerente de Contabilidad

Marta Bahamondes, Gerente de Control de Gestión

Mario Pérez, Gerente de Informática

Santiago Grage, Gerente Corporativo de Finanzas

Ismael Tapia, Jefe de Proyectos y Análisis

Simón Venegas, Supervisor de Call Center

Manuel Rabanales, Jefe de Proyectos y Análisis

Juan Carlos Leiva, Gerente de Crédito

Manuel de la Prida, Gerente Promociones y Servicio al Cliente, mencionado por la ex funcionaria que reveló la manera como delinquían con los créditos de los clientes, y

Fabiola Maldonado, Gerente de Contraloría.

¿Cuántos de estos responsables de la conductiva delictiva que campeó en La Polar durante tanto tiempo, irán a la cárcel?

Martín González destacó que “la gran mayoría de los 8.000 trabajadores de La Polar no tienen relación con los ilícitos detectados”.