Archivo diario: 1 junio, 2012

‘Mega’ quiere ser el canal más popular de Chile

Tal parece que Mega ha decidido orientar su programación a un segmento de televidentes popular. Lo más popular posible.

Tras cambiar su logosímbolo e identificarse con el slogan de “Mega, me gusta”, que resulta adecuado porque suena hermanable y confidente, se empieza a entender lo dicho arriba: los esfuerzos del canal así lo indican, de acuerdo con espacios como “Laura”, una adquisición a la televisión peruana. Resulta extraño esto, porque se trata de la misma Laura Bozzo que destacó en la década de los 90’s en el canal limeño América Televisión. De ahí le viene el nombre al programa: “Laura en América”, un espacio de historias de infidelidades y otras cuáticas, en el que los protagonistas se mechoneaban y agarraban a puñetazos, trompadas o “combos”. Todo habría de terminar al mismo tiempo que el mandato de Alberto Fujimori, y de su hombre fuerte Vladimiro Montecinos, con quien, a la sazón, habría estado sentimentalmente enredada Laura Bozzo. La audiencia peruana de “Laura en América” era de lo más populosa. (No sé si esta adquisición tiene que ver con algún interés de los nuevos dueños de Mega, en negocios en Perú o con empresarios peruanos. Hay muchas formas de crear puentes, en materia de negocios.)

El esfuerzo productivo de Mega también trae una telenovela titulada “Maldita” (vaya título para una telenovela), basada en la triste y sórdida historia de María del Pilar Pérez López, y el crimen del joven Diego Schmidt-Hebbel en la puerta de la casa de la calle Seminario, número 97, comuna de Providencia, en Santiago. Es una historia pérfida, retorcida, infame. Los hechos ocurrieron el 4 de noviembre del 2008. María del Pilar Pérez está, en este momento, presa por lo sucedido en esa época. Resulta entonces significativo, para definir el perfil que quiere tener Mega, el que haya puesto en escena este tipo de sucesos policiales. No sé qué tanto pueda gustarle esta truculencia a la gente.

“Caso cerrado” se suma al contenido judicial de Mega. Es un programa de Telemundo en Miami, Estados Unidos, en el que la abogada Ana María Polo, “doctora Polo”, hace de árbitro cívico, o buen componedor, con efectos legales. No es un tribunal ni un juzgado, pero allí se imparte justicia. A diferencia de Laura Bozzo, que se dedica a los delitos del corazón, Ana María Polo asume todo tipo de casos y, ciertamente, resulta ser muy justa en sus decisiones, que tienen fuerza judicial ante las autoridades estadounidenses.

Mega se aventuró, además, a hacer un late de actualidad, llamado “En pauta”, que es estrictamente noticioso. Se propone desmenuzar temas de coyuntura, y forma parte del departamento de “Noticias” del canal, aunque es autónomo. Resulta curioso que Mega vende este espacio a CNN Chile, convirtiéndose en “productora” del canal de propiedad de la compañía estadounidense Time Warner (la cual tiene participación, también, en Chilevisión).

Este tema de la producción de espacios por parte de un canal abierto, para la programación de otro canal (uno por cable), amerita otro artículo en particular, dedicado al fenómeno de “las productoras”.

Pero este programa noticioso, que tiene en general una buena factura, no pareciera tener peso específico en la programación, en la que queda subsumido, y después de su estreno el 16 de abril (con temblor de 5.5 Richter incluido), el espacio ha pasado a salmuera, absorbido por todo lo otro. (“En pauta” es una excepción al espíritu popular que quiere tener Mega.)

Cuando digo que “En pauta” es una excepción, me refiero a que todo lo demás en Mega es del estilo de “Morandé con compañía”, el otrora culto a la ordinariez y chabacanería, era común escuchar. Corrientemente, este espacio la gente lo define como el de “los potos y las pechugas”, adobado con chistes de mal gusto, de lenguaje soez. Aunque, valga reconocerlo, el programa ha hecho un esfuerzo notorio por salir del pozo, para querer instalarse benignamente en los hogares chilenos.

De farándula pura, tiene Mega un nuevo espacio, franjeado en las tardes. Se llama “SaV” (Secreto a voces), cuyo formato es semejante a los demás de esa temática, que tienen los otros canales de televisión abierta. Y por último tiene “133, atrapados por la realidad”, que es realismo puro, teleralidad policial. Es la versión chilena de “Manhunters” del canal por cable “A&E”.

Es decir, Mega quiere ser netamente popular. Y para redondear este objetivo, incluye varios programas de concurso, que me parecen interesantes, como “Yo soy” (que premia talentos vocales), “Tu cara me suena” (que pone a famosos a imitar a cantantes famosos), o “Coliseo romano” (que busca al mejor humorista de la temporada).

“Viva Dichato” es otra apuesta de Mega. Consistente en un concierto de varios días en Dichato, una de las localidades costeras golpeadas (borrada, literalmente) por el tsunami del 27 de febrero del 2010. Hermosa iniciativa, que resultó compitiendo con el “Festival Internacional de la Canciónde Viña del Mar” (que es su nombre completo), y ¡le ganó en sintonía! El programa “Viva Dichato” es una voz de aliento, un recuerdo cariñoso, un acompañamiento, con cantantes de renombre nacional y distintos humoristas. ¡Viva Dichato!

Aún pareciera temprano para evaluar el impacto que el nivel de programas cause en la gente. Si, como dice su eslogan, la gente pueda decir, «Mega, me gusta», o si, como se sugeriría por lo visto, ha bajado peligrosamente a estratos donde quizás no pueda hallar los réditos que espera. Pueda pensarse que bajando a estratos populares, independientemente del aumento de sintonía, los anunciantes (o avisadores o auspiciadores) se resistan a invertir con la idea de que no es gente que consuma mucho, o, al contrario, ciertos avisadores (o auspiciadores o anunciantes) se animen a estimular el consumo en esos estratos.

A mi me gusta un programa que no tiene buen horario, no tiene escenografía, no tiene tandas comerciales, no tiene promociones en el canal, pero me gusta. Se llama “SXN” (Sábado por la noche). Se trata de entrevistas múltiples, o mejor, un panel de invitados que se agrupan por alguna afinidad, y conversan, muy desenvueltamente, con un anfitrión desenvuelto. Resulta grato sintonizarlo.