El Consejo Nacional de la Culturay las Artes y la Fundación Pablo Neruda otorgaron el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda al poeta Óscar Hahn (foto). El jurado lo presidió el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, y estuvo conformado por Andrés Morales y Floridor Pérez (de Chile), Juan Manuel Roca (de Colombia), Justo Jorge Padrón (de España) y Antonio Cisneros (de Perú, ganador en el 2010).
El premio distingue a un autor cuya obra sea considerada un aporte notable al diálogo cultural y artístico de Iberoamérica. Antes de Hahn hacía recaído en el mexicano José Emilio Pacheco (2004), en el argentino Juan Gelman (2005), en el peruano Carlos Germán Belli (2006), en la cubana Fina García-Marruz (2007), en la chilena Carmen Berenguer (2008), en el nicaragüense Ernesto Cardenal (2009) y en el peruano Antonio Cisneros (2010).
“Hubo unanimidad respecto de que la poesía de Hahn es una poesía de enorme valor, de gran trascendencia en toda Iberoamérica y en la presentación de todos los jurados figuraba su nombre. También se señaló la vigencia de su obra, el impacto que tiene en los poetas más jóvenes y su cercanía, tanto con la poesía clásica como las exploraciones que ha tenido hacia la antipoesía”, dijo el ministro Cruz-Coke como presidente del jurado.
“Es un gran honor recibir este galardón, principalmente por dos razones. Primero porque lleva el nombre de Pablo Neruda, con quien tuve una relación muy especial, y segundo, porque quienes integran el jurado es un grupo de cinco distinguidos poetas de países que representan distintos sectores de la cultura hispana”, dijo el poeta.
Óscar Hahn salió premiado, porque el premio en metálico se duplicó, de US$30.000 a US$60.000, a la par con otros galardones, como el Reina Sofía de España.
Oscar Hahn nació en Iquique, el 6 de julio de 1938, y algunas de sus obras son: Esta rosa negra (1961), Arte de morir (1977), Flor de enamorados (1987), Tratado de sortilegios (1992), Versos robados (1995), Apariciones profanas (2001), Sin cuenta poemas (2005), En un abrir y cerrar de ojos (2006), Archivo expiatorio (2007) y Poemas sin fronteras. Antología (2010). Actualmente es profesor de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Iowa y miembro de la Academia Chilenade la Lengua. Prolíficocomo ha sido, el poeta Hahn presentará el próximo 10 de mayo, en el GAM, su último libro La primera oscuridad.
En una estación del metro
Desventurados los que divisaron
a una muchacha en el Metro
y se enamoraron de golpe
y la siguieron enloquecidos
y la perdieron para siempre entre la multitud
Porque ellos serán condenados
a vagar sin rumbo por la estaciones
y a llorar con las canciones de amor
que los músicos ambulantes entonan en los túneles
Y quizás el amor no es más que eso:
una mujer o un hombre que desciende de un carro
en cualquier estación del Metro
y resplandece unos segundos
y se pierde en la noche sin nombre
Hotel de las nostalgias
(Música de Elvis Presley)
Nosotros
los adolescentes de los años 50
los del jopo en la frente
y el pucho en la comisura
los bailatines de rock and roll
al compás del reloj
los jóvenes coléricos
maníacos discomaníacos
dónde estamos ahora
que la vida es de minutos nada más
asilados en qué Embajada
en qué país desterrados
enterrados
en qué cementerio clandestino
Porque no somos nada
sino perros sabuesos
Nada
sino perros
Para darle cuerda a la muerte
Cuando se me alborotan los espermios,
qué veo, qué veo, digo yo:
veo a mis pescaditos navegar por los úteros,
enamorados de cuanto óvulo cae.
Toma este matamoscas y extermina a los ángeles,
después con grandes uñas arráncales las alas.
Ya veo sus muñones, ya los veo arrastrarse:
desesperadamente tratan de alzar el vuelo.
Toma este insecticida. Oigo sus toses blancas
prenderse y apagarse. Una puesta de sol
o una puesta de ángeles es lo mismo sin duda
porque la noche ahora levanta su joroba
y ellos se van hundiendo lentamente en el suelo.
Levanta el pie despacio. Así mismo. Tritúralos.
Que le saquen las plumas con agua hirviendo y pongan
esos cuerpos desnudos en las fiambrerías.
Ahora me van pasando sudarios de juguete
y ataúdes con cuerda. Ahora me van pasando
las cruces más pequeñas, para que se entretengan
los infantes difuntos. Pásame el insectario,
los alfileres negros. Toma este matamoscas
y extermina a los ángeles.