Archivo diario: 14 enero, 2013

El calvario de los seguros y jubilación de hambre

Joaquín Vial Ruiz-TagleLa misión de las compañías de seguros es tener clientes que rayen la perfección para no tener que pagar siniestros, independientemente del aumento anual que hagan a sus pólizas. Los clientes se convierten, poco a poco, en una especie de ‘estorbo útil’ para mantener la rentabilidad de las empresas. Los seguros son una figura jurídica muy extraña, en la que los pagos son a bajos porcentajes, y hay que seguir un proceso judicial de meses y años para obtener el beneficio, muchas veces. Pero si el cliente se retrasa en una cuota, lo mandan a cobro jurídico y reportan a Dicom, además de perder los beneficios de cobertura, en muchos casos. Y ese pago retrasado sigue generando intereses ‘de mora’, y el cliente termina metido en un problema inimaginable. Pero al reclamar el pago de la cobertura contratada, si llega el momento de hacerlo, la compañía le presenta un calvario para lograr su fin. Nunca gana el cliente, el cliente nunca tiene la razón. Lo que ocurre generalmente, es que los clientes pagan durante año las pólizas y jamás reclaman coberturas, por lo que el seguro se vuelve el intangible más intangible de las cosas invisibles, pero costosas, que hay en la vida.

Pensé en que otro tanto, como en las aseguradoras, ocurre con las pensiones, que son otra especie de seguro, a propósito del informe del consejero del Banco Central, Joaquín Vial Ruiz-Tagle (foto), sobre las pensiones que comenzarán a recibir los primeros cotizantes del sistema, que se implantó en Chile en 1981. La mayoría de estas personas acumuló en estos 32 años ¡“menos de $20 millones”! Quiere decir que sus ahorros para pensiones fueron de solamente $650.000 anuales, o sea $51.000 mensuales. En consecuencia, estos primeros pensionados van a recibir mesadas de $150.000 mensual. ¿Valió la pena? Quiero decir, esperar 32 años para obtener menos del valor del salario mínimo legal, que está en $193.000.

Los tres ejes del problema pensional son: 1)la edad de jubilación, 2)tener menores periodos de desempleo, y 3)mejoras en los salarios. Pero siempre se apunta a lo primero, a aumentar la edad de jubilación, con artilugios como ‘la esperanza de vida’. En realidad, lo que se hace es prolongar los ingresos del estado o las compañías, y al final, resulta menor el tiempo de los desembolsos por el pago de las pensiones. Aumentando la edad, vamos a llegar a los 70 años, y cuánto vive uno, generalmente, después de esa cumbre, con ‘la esperanza de vida’. Es decir, el asunto es cotizar 40 años y después recibir pensiones durante 5 años. Esta, parece, sería la ecuación perfecta para el sistema pensional. En cuanto al punto 3, el de la mejora en los salarios, es el más rezagado, siempre. Y no hace mucho vimos al ministro Felipe Larraín, casi al borde de las lágrimas, porque uno de sus amigos, el senador designado Carlos Larraín, pidió que el salario mínimo fuera de $200.000. Le pareció un exabrupto.