Archivo diario: 16 junio, 2011

El plagio es una tentación que cuesta

El plagio es una tentación. En realidad, es una inclinación natural, en especial de quienes empiezan en algo, más allá de consideraciones éticas. Quienes no tienen aún una “personalidad” propia. El subalterno plagia al jefe, el hijo al padre. Pero, ¿Arturo Pérez-Reverte (foto), el de la pluma diestra, compelido a plagiar? La respuesta es sí. Y la afirmación no es de un vecino cualquiera, sino de la Audiencia Provincial de Madrid, España.

Claro que se recuerda, menos recientemente, la condición de plagiador que le fue probada ante la justicia peruana, a Alfredo Bryce Echenique (“Un mundo para Julius”), de 16 artículos de diarios españoles, mexicanos y peruanos. Plagio por el que debió pagar una multa cercana a $42.000 euros.

Se afirma que el mismísimo William Shakespeare plagió cuentos populares y escritos de diversa índole para incorporar esos textos o ideas a sus obras inmortales. Recuerdo también un pequeño artículo del escritor colombiano Álvaro Cepeda Samudio, en el que defendía “el sagrado derecho de plagiar”, y llamaba a los aprendices a perderle el miedo a plagiar, siempre que superaran el original.

Para el caso que nos ocupa, el de Arturo Pérez-Reverte, quedó obligado a pagar $80.000 euros por su plagio. Ese dinero debe dárselo al cineasta Antonio González-Vigil, a quien le plagió el guión de una película. Este es un viejo lío en el que Pérez-Reverte había sido absuelto por el Juzgado Mercantil Nº 5, de Madrid, en el 2008, pero la decisión fue apelada ante la Audiencia Provincial de Madrid, la cual acaba de condenar a Arturo Pérez-Reverte.

Pese a la aplastante demostración judicial, Arturo Pérez-Reverte sigue alegando que hay una “evidente maniobra de chantaje para sacarme dinero”. Y añade: “Que me digan que necesito copiar un guión de un tío que no conozco ni, por lo visto, conoce nadie, es tan grotesco y ridículo que sería de reírse si no hubieran llegado tan lejos como han llegado”.

La disputa consiste en que la línea argumental del guión de la película Corazones púrpura, de Antonio González-Vigil, “se ha incorporado” al guión de la película Gitano, de Pérez-Reverte. Y la afirmación se sustenta en 77 coincidencias, con mayor relevancia de unas que otras.

Arturo Pérez-Reverte, autor de Capitán Alatriste, entre otras de sus obras, recurrió paralelamente al Tribunal Supremo, con una demanda “en defensa del derecho al honor” y en contra los querellantes y tres revistas, que habían “menoscabado su honor” al publicar la información de su plagio. Tuvo mala suerte. Tal recurso fue archivado por el Tribunal. Esto significa, que el reconocido escritor debe pagar la indemnización y, además, soportar que se hable públicamente del plagio, como lo hago en este post (o entrada).

El fallo indica las coincidencias: 1-En el inicio de los dos guiones, tanto José Batalier como Andrés Heredia –los protagonistas de Corazones púrpura (de Antonio González-Vigil) y Gitano (de Arturo Pérez-Reverte)– salen de la cárcel tras cumplir una condena de dos años por drogas, y 2-ambos mantienen una relación sexual con una prostituta.

En las dos obras 3-aparecen “dos policías corruptos cocainómanos”, que persiguen al respectivo protagonista, tratando de incriminarle de nuevo, sin motivo alguno y, también, 4-el protagonista se enamora de “una gitanilla familia de un antiguo amor y que se dedica al mundo del espectáculo”.

5-En sendos guiones aparece, como figura preponderante en el desenlace, el patriarca del clan gitano (el Tío Paco, en Corazones púrpura, y Manuel Junco, en Gitano), y 6-en ambos textos un personaje pronuncia la frase bíblica “Mi reino no es de este mundo”.

La Audienciade Madrid puntualiza: “Toda vez que esas coincidencias definen el argumento, pudiéndose constatar similitudes sustanciales en el desarrollo de una trama y su desenlace, en los personajes protagonistas y secundarios y en sus interrelaciones, lleva a afirmar que ello no puede deberse a la mera casualidad sino a la existencia de plagio, aunque no sea literal ni total”.La Audienciaestá convencida de que “ha existido cierta transmisión conceptual, argumental, estructural, relacional y de atmósfera de una obra respecto a otra”.

Y lo peor, que Antonio González-Vigil entregó su guión en los años 1995-1996 a Origen PC, la productora que después hizo la película Gitano, de Arturo Pérez-Reverte, lo que supone que, “cuando menos, la parte demandada tuvo la posibilidad de acceder entonces a la obra del demandante”.